Florence Nightingale: cómo los datos pueden guiar el progreso

pintura enfermera florence nightingale datos

Reducir la mortalidad del 42% al 2% no fue un milagro, fue el poder de los datos.

En plena Guerra de Crimea, miles de soldados británicos morían en los hospitales de campaña. La mayoría no por las heridas de batalla, sino por infecciones y condiciones insalubres que nadie veía como prioridad. Fue entonces cuando Florence Nightingale decidió recopilar y organizar información sobre las verdaderas causas de muerte.

Con esos datos en la mano y gráficos claros que cualquiera podía entender, demostró que el problema no era la guerra, sino la falta de higiene. Gracias a su evidencia, el gobierno británico impulsó reformas que transformaron la sanidad militar y salvaron miles de vidas.

El poder de ver más allá de lo evidente

Nightingale no se dejó llevar por las creencias de la época. En lugar de suposiciones, recurrió a datos. Su análisis reveló que las infecciones en los hospitales eran más mortales que las propias batallas. Al representarlo en gráficos innovadores, logró algo más difícil que recolectar información: convencer a quienes tomaban decisiones.

Datos contra la desinformación

La historia demuestra que sin datos claros, la desinformación se instala fácilmente. Muchos pensaban que las muertes eran inevitables, hasta que la evidencia cambió la narrativa y abrió el camino a soluciones reales. Los datos no solo describieron la crisis, también mostraron cómo superarla.

Una lección vigente para gobiernos y organizaciones

Más de 150 años después, el desafío sigue siendo el mismo: tomar decisiones informadas.

  • Los gobiernos locales con datos confiables planifican mejor y usan con eficiencia sus recursos.
  • Los ciudadanos con acceso a datos abiertos reducen la desinformación y aumentan la confianza en las instituciones.
  • La información organizada y comunicada de forma clara deja de ser un cúmulo de cifras para convertirse en una herramienta de progreso.

Del siglo XIX a la era digital

Lo que Nightingale logró con tablas y gráficos dibujados a mano, hoy puede hacerse con analítica avanzada, plataformas tecnológicas e inteligencia artificial. La esencia no ha cambiado: los datos bien usados son una brújula para el desarrollo y el bienestar colectivo.

Conclusión

El legado de Florence Nightingale nos recuerda que el progreso no depende solo de la voluntad, sino de la capacidad de escuchar lo que los datos nos dicen. Bien gestionados, dejan de ser simples números y se convierten en decisiones más sabias, vidas salvadas y comunidades más fuertes.

En Infométrika, creemos en ese mismo principio: usar los datos para combatir la desinformación, fortalecer la transparencia y acompañar a las entidades públicas en la construcción de un futuro más justo y sostenible.